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TRATAMIENTO FARMACOLOGICO PARA FIBROMIALGIA
- Tomado de
- 30 ene 2016
- 4 Min. de lectura
El tratamiento farmacológico de la Fibromialgia está dirigido a mejorar la calidad del sueño y a reducir el dolor.

El paciente con Fibromialgia ha de ser incluido en un programa multidisciplinario en el que se deben tener en cuenta una serie de preceptos básicos y realizar un planteamiento integral y particular según cada caso, teniendo en cuenta la gravedad y las consecuencias de los síntomas de cada paciente. Es necesario descartar la posible influencia de enfermedad psíquica.
Para el tratamiento de la Fibromialgia se prescriben una gran variedad de analgésicos y antiinflamatorios. Existen personas que precisan de otros tratamientos como la infiltración local con un anestésico (procaína al 1%) o una mezcla de anestésico y corticoide en los puntos dolorosos, fisioterapia, ejercicios, calor o masajes.
Potenciadores de las concentraciones de serotonina
Se cree que las alteraciones del sueño tan habituales en sujetos con Fibromialgia son un factor importante en los síntomas de la enfermedad. Por eso, a veces se prescriben medicamentos que potencian las concentraciones deserotonina, que es un neurotransmisor modulador del sueño, dolor y respuesta inmunológica.
Antidepresivos tricíclicos
Una de las consecuencias del desconocimiento de la etiopatogenia de esta entidad patológica es el enorme número de fármacos estudiados, de los que sólo una minoría ha mostrado cierta efectividad, aunque no completa.
Varios medicamentos han sido utilizados para mejorar la calidad del sueño profundo en la Fibromialgia, pero los que han obtenido mejores resultados hasta el momento son los antidepresivos tricíclicos. Éstos actúan inhibiendo la recaptación de serotonina a escala central, además de tener un efecto analgésico intrínseco que puede estar relacionado con una potenciación de los efectos analgésicos de las betaendorfinas a escala hipotalámica. Los más utilizados son la amitriptilina asociada a un relajante muscular de acción central, la ciclobenzaprina. Ambos han sido hasta el momento los fármacos que han obtenido mejores resultados en el tratamiento de la Fibromialgia.
La amitriptilina, en dosis única nocturna de 25-50 mg, una dosificación muy inferior a la utilizada habitualmente en los cuadros depresivos, ha demostrado ser capaz de mejorar el dolor, la rigidez matutina, el sueño y la fatiga, sin disminuir de forma significativa el número de puntos dolorosos. Interfiere en la recaptación de serotonina, tiene una acción directa sobre la fase IV del sueño y posee una acción analgésica central que podría estar relacionada con los opioides endógenos, habiéndose postulado como posibles mecanismos de acción del fármaco en el síndrome fibromiálgico.
El tratamiento se inicia con dosis bajas para intentar minimizar los efectos indeseables (sequedad de boca, estreñimiento, aumento de peso). Si los antidepresivos tricíclicos no han sido eficaces en pocas semanas, no debe insistirse en su administración.
La ciclobenzaprina en dosis de 10-30 mg por la noche o dividido durante el día en dosis es un fármaco similar a la amitriptilina, con propiedades relajantes musculares. Mejora el dolor, la fatiga y el sueño y disminuye los puntos dolorosos. Alcanza su máximo efecto en unas 2 semanas después de haberse iniciado su administración. Parece eficaz en la fibromialgia infantil a una dosis media de 12,75 mg al día.
La doxepina se administra a dosis de 10 a 75 mg y tiene acción sedante similar a la amitriptilina, destacando su acción antihistamínica.
Las benzodiazepinas también pueden ser útiles. Un riesgo del tratamiento con estos fármacos es la dependencia, por lo que requieren un control riguroso. El alprazolam se utiliza en dosis de 0,25 a 1,5 mg por la noche, teniendo marcada acción ansiolítica.
Los antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina, como fluoxetina o paroxetina, a dosis de 20 mg diarios, pueden tener efectos beneficiosos en algunos pacientes. Los resultados de los estudios son contradictorios, por lo que suele aconsejarse su utilización cuando existe trastorno depresivo asociado.
El tetrazepam es un derivado benzodiazepínico, de acción miorrelajante específica, que se considera alternativa válida siempre y cuando se emplee en períodos breves de tiempo.
Antiinflamatorios No Esteroideos (AINES)
No han demostrado su eficacia en la reducción del dolor de la fibromialgia primaria empleados aisladamente. Mejora su uso cuando se combinan con amitriptilina y alprazolam.
Coticoides
Están contraindicados por su acción miopática y porque provocan una reducción del umbral del dolor.
Analgésicos
Puede ser de utilidad puntual la administración de analgésicos como el paracetamol con o sin codeína, el ketorolaco, tramadol (se une a los receptores opioides del cerebro, de manera similar a la codeína, eleva la concentración de neurotransmisores, serotonina y norepinefrina e inhibe su recaptación de forma parecida a la amitriptilina).
Debe ser evitada la administración prolongada de codeína y sustancias similares, pues utilizadas durante períodos de tiempo prolongados disminuyen las endorfinas que el propio organismo produce.
Los analgésicos se han mostrado más eficaces que los AINE en el tratamiento del dolor.
Combinaciones
En general, el tratamiento farmacológico a largo plazo es poco efectivo, aunque es posible que el uso combinado de dos o más fármacos pueda producir mejores resultados de los que se consiguen con un fármaco exclusivamente.
Hay que hacer énfasis en la naturaleza benigna del proceso. En la actualidad se cree que la ansiedad y la depresión pueden no ser la causa sino la consecuencia de un padecimiento doloroso crónico. Sin embargo, aunque estas alteraciones no son la causa del dolor, sí es cierto que cuando existen, si no se tratan, será más difícil el tratamiento de los síntomas de Fibromialgia. Se debe explicar el tratamiento y los efectos secundarios que éste puede generar, ya que algunos pacientes no entienden que se les prescriba un antidepresivo para el tratamiento del sueño.
Papel de la atención primaria
El paciente fibromiálgico es un paciente que mayoritariamente debe ser tratado en el ámbito de la atención primaria por varios motivos: la patología que presenta es benigna y no requiere pruebas complementarias sofisticadas para su diagnóstico, es un enfermo que requiere un médico de referencia accesible y que pueda establecer una relación longitudinal a largo plazo y porque nadie como el médico de familia tendrá un conocimiento integral del paciente en su entorno que permita entender y evaluar su problemática. Es cierto que el abordaje del fibromiálgico es multidisciplinario y que especialistas como el reumatólogo, el psiquiatra, el rehabilitador y otros puedan tener un papel en el manejo de estos casos, pero la piedra angular alrededor de la cual debe girar la atención del enfermo con fibromialgia es el médico de atención primaria.
FUENTE: ÁLVAREZ MARTÍNEZ Marta Oliva, Fisiopatología y terapeutica de la Fibromialgia, en:
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